Una vez más, personal correspondiente a la salud pública de nuestra provincial, se encuentra involucrado en la muerte de una jóven por presunta mala praxis; así lo denuncian los familiares de Leisa Luna, una adolescente de 18 años oriunda la localidad de Icaño.
Tras sentir un leve dolor de garganta, Leisa se dirigió hacia una salita de emergencia de Icaño, al no recibir ningún tipo de atención decidió trasladarse por sus propios medios hacia Colonia Dora, dónde según manifiesta un cercano de la joven en las redes sociales, los profesionales la medicaron sin saber cuál era el problema que aquejaba a Luna.
El día 19 de mayo, las complicaciones la llevaron a qué Luna se dirigía hacia el Hospital Regional, dónde quedó internada, tras presentar supuestos síntomas de coronavirus la trasladaron hacía el Hospital Independencia dónde le realizaron los análisis correspondientes los cuales salieron negativos.
Al día siguiente de haberle realizado los análisis, se le informa a los familiares que la joven se encontraba complicada, fue en ese momento que le realizaron una tomografía, los cercanos se dieron con la sorpresa que a Leisa la trasladaban en silla de ruedas y a los gritos, relata en el descargo.
“Nunca nos dijeron que le hacían, ni con que la medicaban, nunca nos dijeron que tenía ni siquiera nos dieron el parte médico, Leisa estaba hinchada casi irreconocible, nos dijeron que ella ya venía con problemas pero es mentira ya que ingresó al hospital en buenas condiciones”, manifiesta una familiar en las redes sociales.
Tras 10 días, la paciente mostró signos de mejora e inclusive pudo charlar con algunos de sus familiares, dónde relató los malos tratos recibidos en el Independencia dónde la habrían atado, tildado de histérica y hasta la habrían dormido con algún tipo de medicamento.
Las preguntas empezaron a aparecer en torno a que era lo que tenía la joven, “lupus” le habría diagnosticado un profesional sin presentar un análisis que confirme está enfermedad.
El pasado 2 de junio los médicos se comunicaron con los padres para informarles que a Leisa le iban a inyectar una droga muy fuerte y se debería realizar mientras la paciente este durmiendo ya que despierta no iba a aguantar.
A las 9 de la mañana, Leisa falleció, no pudo aguantar la droga la cual no informaron que medicamento era, “ Destrozaron una familia Leisa tenía una vida por delante, 17 días en el hospital y nunca supimos que medicamento le daban, ni si quiera que tenía” cierra la indignante carta escrita por un familiar.
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