Palma Larga es el primer poblado ubicado sobre la ruta provincial 333 cuando se ingresa desde la provincia de Tucumán, sin embargo, para los funcionarios santiagueños la provincia termina en Pozo del Arbolito, ubicada a tres kilómetros antes de los límites con los tucumanos.
Siempre dejada de lado, el tendido de energía eléctrica llega solamente hasta Pozo del Arbolito, como si el resto de la población no tuviera importancia del valor humano para el acceso a un servicio considerado esencial en el siglo XXI.
En ocasiones algunos políticos refutaron la queja del olvido argumentando que estos pobladores tienen domicilio en la provincia de Tucumán, y en muchos casos es real, dado a que, es tal el olvido, que muchos se cambian de domicilio para acceder a algún beneficio.
No es carencia de sentido de pertenencia, porque tampoco se sienten tucumanos. En la única ocasión que existen estos pobladores para los santiagueños, es en las elecciones.
Ahora en plena crisis sanitaria, el gobierno santiagueño dispuso un control policial sobre ruta provincial 333 en Palma Larga -aunque para ellos está en Pozo del Arbolito- a una distancia de dos kilómetros aproximadamente del límite con Tucumán.
Cerrado el paso a Tucumán, estos pobladores si o si deben trasladarse a Las Termas de Río Hondo, pero tampoco lo pueden hacer porque la policía santiagueña no los deja pasar.
Lo curioso es que, ni siquiera pueden pasar quienes tienen domicilio en Palma Larga, territorio santiagueño, ya que para los policías la provincia termina donde está el puesto policial.
“No queremos ni un santiagueño muerto”, es la posición del gobierno santiagueño en relación a evitar contagios de coronavirus pero, sin embargo, están privando a muchas personas de acceder a la salud y a la alimentación, esenciales para la vida.
¿Los pobladores limítrofes valen menos que los que residen en el centro de la provincia?
Colaboración de José Jiménez
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