La Asociación Antidrogas de la República Argentina realizó un relevamiento con datos preocupantes en torno al consumo de drogas. Lejos de cambiar, cada vez empeora, sobre todo lo que tiene que ver con el paco. En la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, el consumo de dicho narcótico aumentó un 75%.
Según el titular de la entidad, Claudio Izaguirre, esta cifra se debe a que «cada vez hay más laboratorios de producción de cocaína clandestinos que se han ido concentrando en el área metropolitana, donde se debe decir que tienen la garantía que pueden funcionar». «El paco en la calle de un barrio es la señal inequívoca de que cerca hay un laboratorio donde se produce cocaína», agregó.
En ese sentido, señaló que «desde el Estado se está trabajando para combatir el narcotráfico, pero se hace foco exclusivo en las grandes organizaciones criminales, descuidando la venta a pequeña escala, que también es muy peligrosa», expresó Izaguirre.
Una dosis de paco tiene actualmente un costo de 10 pesos. Se calcula que un adicto promedio consume unas 40 dosis diarias. Es decir, para sostener su adicción requiere de unos 400 pesos por día. Esta necesidad de dinero resulta de hurtos en el propio hogar, o en viviendas del barrio.
«Los adictos al paco no son violentos, y aunque lo fueran, el estado en que resultan por consumir esta droga los inmoviliza. Lo que hacen es llevarse todo lo que pueden de sus casas o de viviendas de vecinos. Luego, venden eso y compran dosis», explicó Izaguirre.
El denominado paco está compuesto por los residuos de la pasta base de cocaína, mezclada con otros productos químicos. Su consumo explotó principalmente entre la población más humilde y marginal.