FUENTE LA NACIÓN
Pasó un año desde que fueron elegidos en los comicios legislativos del 25 de octubre de 2015. Pasaron más de diez meses y medio desde que asumieron sus bancas, el 4 de diciembre de ese año. Y no presentaron proyectos de ley. Ninguno. Son diez diputados nacionales que integran la lista de quienes presentaron cero proyectos de ley hasta el momento.
Este grupo de «nuevos» diputados que no presentaron proyectos de ley en lo que va de 2016 está integrado, entre otros, por algunos de los políticos más mediáticos de la oposición como Máximo Kirchner, Axel Kicillof y Julio De Vido. Pero la lista se completa con legisladores -seis hombres y una mujer- de todos los colores políticos.
Así surge de un relevamiento que se desprende de Congresoscopio, una app desarrollada por LA NACION sobre datos oficiales que figuran en la página web de la Cámara baja, y de los propios datos de la Cámara de Diputados.
En la lista con ningún proyecto de ley presentado aparece Máximo Kirchner, hijo de los ex presidentes Cristina y Néstor Kirchner y cabeza de lista de candidatos a diputado por Santa Cruz el año pasado. Máximo Kirchner, del Frente para la Victoria (FPV), quien juró el viernes 4 de diciembre de 2015 «por los que nunca aflojaron, ni aflojan ni van a aflojar», no propuso leyes de su autoría exclusiva, ni presentó resoluciones o declaraciones como único firmante.
El ex ministro de Economía Axel Kicillof y el ex ministro de Planificación Julio De Vido, ambos diputados del FPV, tampoco presentaron proyectos de ley, aunque sí presentaron una resolución y una resolución y dos declaraciones, respectivamente.
Aunque el «rendimiento de un diputado» o su «productividad» no se mide exclusivamente con la cantidad de proyectos de autoría propia presentados, sino que hay una variedad de otros «indicadores», como la participación en comisiones y la participación en el recinto, por ejemplo, el ranking de proyectos de ley presentados hasta octubre da un pantallazo de cómo fue la actividad del año: hacia el final del período de sesiones ordinarias, con el consecuente riesgo de la pérdida de estado parlamentario de muchos proyectos, suele multiplicarse repentinamente la productividad de la Cámara baja.
