En el frente económico, los consumidores piensan que no hay otro lugar para ir que arriba. Así se desprende de los últimos datos de confianza del consumidor relevados por la Universidad Di Tella.
Según publica Infobae, en la versión de julio del Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que arma el Centro de Investigación en Finanzas de la UTDT, las expectativas de los consumidores reflejaron un estancamiento respecto de la caída que venía dándose desde diciembre del año pasado. Respecto de junio, el ICC aumentó en un 0,8%, principalmente motivado por una recuperación leve en las expectativas macroeconómicas.
El ICC está compuesto por tres subíndices: Situación personal, Situación macroeconómica, y Bienes Durables. En los tres se pregunta a los consumidores sus perspectivas de cara a futuro. Tanto en el frente económico personal como en el general para la economía, esperan que el futuro sea mejor.
Si bien los datos macroeconómicos de mayo y junio fueron fuertes, la mayoría de las consultoras privadas estiman que en lo que queda del año el frente económico vaya esparciéndose, de tal forma que haya una tímida recuperación sobre fines del cuarto trimestre.
La desaceleración de las expectativas negativas puede verse cuando se considera que se venía de una racha de tres meses donde el número global era negativos. En abril, el ICC cayó un 8,5% respecto del mes anterior, y en mayo la caída había sido del 10%. Pero en junio ya se empezaba a ver un leve cambio, con una caída de apenas 0,3 por ciento.
La encuesta de Poliarquía y la UTDT refleja que los consumidores consideran que esos meses fueron los de peor golpes, como puede verse en la evolución de los componentes de Situación personal y de Situación macroeconómica.
El cambio de humor se puede ver en las perspectivas para la economía en general. En abril, el subíndice para la macroeconomía cayó un 8,5%. Desde entonces, mayo y junio reflejaron mínimas reducciones de 0,1% y 0,3%, respectivamente. En julio, las expectativas para la economía se revirtieron, saltando un 5,2%.
El frente personal viene de una racha de pequeñas caídas consecutivas luego del derrumbe de abril, cuando un descenso de 9,6% consignaba un fuerte golpe sobre las expectativas de los consumidores sobre su economía personal. Es decir, en abril, mes que se inició la corrida cambiaria, muchos esperaban que su situación económica empeorará.
En julio, mientras tanto, las respuestas reflejan una suba del 0,7% en el subíndice personal. Previamente, ese punto de inflexión se anticipó en junio con una leve caída de apenas el 0,5 por ciento.
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