Todo empezó a gestarse un año atrás, cuando los integrantes de la Legión recién olfateaban la idea de aterrizar en los puestos de comando del tenis nacional. Los representantes de aquella era dorada sabían que unidos era la única manera de aportar a la disciplina que los formó. Las viejas rencillas del pasado debían desaparecer del camino. La ya obsoleta guerra Gastón Gaudio vs. Guillermo Coria tenía que darle paso a una etapa de paz.
Mariano Zabaleta –actual vicepresidente 1° de la Asociación Argentina de Tenis– fue el reactor que puso en funcionamiento la maquinaria de la reconciliación de una manera casi involuntaria.
El ex 21° del mundo organizó una cena benéfica y una clínica de tenis a beneficio del hospital de su ciudad. Allí arribaron Juan Mónaco, Juan Ignacio Chela, Martín Jaite, David Nalbandian, José Acasuso, Agustín Calleri y los dos protagonistas de la historia, entre otros. La casa de «Zabala» sirvió como hospedaje de los invitados. También como búnker del tácito acuerdo conciliatorio.
«Fue absolutamente natural, nada armado. Nadie en ese momento dijo ‘uh, che, están La Magia y Gastón juntos’. La realidad es que el grupo se fue armando sin forzar nada. Cuando sos grande vas dejando de lado esas cosas que, de repente, mirás para atrás y por ahí decís ‘mirá qué boludo que fui‘», explicó Martín Jaite a Infobaesobre aquella jornada que le puso el punto final a los cortocircuitos y sembró la semilla de lo que meses más tarde sería la piedra angular del flamante cuerpo técnico de la Copa Davis.
Poco más de 24 horas todos juntos en las que sólo se movieron de la casa de Zabaleta para ir a cumplir con las obligaciones solidarias. El resto se cubrió con extensas charlas en lo sillones de la vivienda, con la televisión como testigo privilegiada de un momento clave para el deporte nacional. Dos de las raquetas más importantes de la historia estaban dejando atrás más de una década de acalorado enfrentamiento.
«Ese día y medio que estuvimos en Tandil fue fundamental para fortalecer el vínculo que veníamos generando desde hacía meses. Ahí se hizo más fuerte el equipo y empezamos a pensar esta construcción que hoy estamos demostrando con hechos. En ese momento ya había una unión y un compromiso de tirar todos para el mismo lado», le explicó a este medio el «Mago» Coria, quien desde el momento de su retiro en 2009 está involucrado en las bases de la AAT. Un pionero de aquella camada en trabajar por modificar las cosas desde adentro.
«Tal vez haya sido una forma de corregir errores que cometimos en el pasado. Todo para el bien del deporte. Somos todos chicos que venimos del interior, que logramos las cosas con mucho sacrificio, y creemos que la mejor forma de devolverle al tenis es vincularnos y estar presentes. Hablar de 15 o 16 años atrás es retroceder y perder tiempo. Trabajar codo a codo e intercambiar ideas es la mejor forma de mostrar que estamos unidos y que realmente queremos un cambio fuerte para el tenis nacional», aseguró ya con vistas a la serie que afrontarán del 14 al 16 de septiembre con la idea de volver a integrar el Grupo Mundial de la Davis.
El hombre que alcanzó el número 3 del mundo en 2004 y es uno de los tenistas argentinos mejor rankeado de la historia, también fue el encargado de dar el puntapié mediático para reformar aquel espinoso vínculo. «De los mejores revés a una y dos manos de aquellos años mágicos», escribió por entonces desde aquella cumbre en Tandil, acompañando el elogio con una foto que se sacó con Gaudio y Nalbandian. Todos los medios se hicieron eco del encuentro.
Gaudio, fiel a su estilo más alejado de los medios, deslizaba pequeños indicios de esto que se estaba construyendo desde su columna radial en el programa Perros de la Calle. La precuela de esta trama se había proyectado en el Buenos Aires Lawn Tennis Club durante el 2016 en el homenaje que se le realizó a Guillermo Vilas. Allí ya se los había visto dialogando distendidos. Un cameo de la historia que se vendría.
Aquel viernes 17 de noviembre encontró al grueso de la Legión en Tandil. Algunos durmieron en la casa de Zabaleta y otros tuvieron que ir a un hotel porque las habitaciones no alcanzaban. Sin embargo, el punto de reunión fue el mismo para todos. El objetivo, también. Habían pasado 14 años ya de la última vez que Coria y Gaudio se habían enfrentado en un court como profesionales. Sí, en aquel legendario duelo de Roland Garros.
Meses más tarde, Agustín Calleri se transformaría en el nuevo presidente de la AAT y empezaría a digerir la idea de incluir a toda la Legión en diversos puntos específicos de la estructura para darle una nueva impronta al tenis en el país. «Hoy somos personas de 40 años, maduras, y hace dos años que nos venimos juntando más, que tenemos reuniones, almuerzos. Somos personas normales que nos llevamos bien«, reconoce el directivo que encabeza este nuevo mandato.
Él, Zabaleta y Acasuso fueron los encargados de tomar las riendas de la situación tras la salida de Daniel Orsanicdel cargo, quien ya merodeaba cerca de la puerta de salida desde el inicio de la gestión a raíz de su estrecho vínculo con la anterior dirigencia. El «Gordo», el «Negro» y «Chucho» levantaron el teléfono para conformar al flamante triunvirato de conducción: Gaudio-Coria-Cañas.
Todavía no hubo un cónclave unificado. En los próximos días se verán (casi) todos las caras en una misma sala para empezar a definir los detalles de lo que vendrá. Estarán Gaudio y Coria como representantes principales del equipo ya que Cañas está viviendo en Estados Unidosy su agitada agenda no le permitirá –a priori– dar el presente. Colombia será la prueba de fuego para este equipo de tareas que decidió trabajar «ad honorem» en este desafío, teniendo en cuenta la situación económica que atraviesa la AAT.
Atrás, guardados en un baúl de los recuerdos cerrado bajo llave, quedaron todos los años de peleas en el circuito profesional. Aquellos en los que se desafiaron en el ámbito público y privado. En el que tuvieron duelos memorables; tenísticos y de los otros. Ya no más festejos provocadores ni chicanas. Sólo tenis.
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