Emisarios del presidente electo Alberto Fernández le hicieron saber a la CGT que el futuro gobierno estudia implementar aumentos de emergencia para salarios bajos, jubilaciones y beneficiarios de planes sociales, como puntapié inicial para el acuerdo de precios y salarios que diagraman.
Según consignó Ámbito Financiero en su edición del jueves, fue Claudio Moroni, a quien se menciona como futuro ministro de Trabajo, quien llevó la idea a la mesa de la CGT, en una reunión que mantuvieron el martes.
La intención es recuperar poder adquisitivo mediante la implementación de sumas no remunerativas que se incorporarán a los haberes de jubilados, beneficiarios de AUH y planes sociales y salarios bajos.
En el equipo económico de Fernández entienden que esos aumentos de emergencia ayudarían a descomprimir la situación social y, a la vez, a aliviar las negociaciones paritarias previstas para 2020, que el futuro Gobierno debe contener dentro del pacto social.
La cúpula de la CGT, a la vez que discute el plan con Fernández, adelanta que no pedirá un bono de fin de año compulsivo en las empresas y que esas negociaciones dependerán de la realidad de cada sector.
Con pymes cerrando y grandes empresas en procesos de suspensiones y cierres de plantas, el bono de fin de año queda así restringido a los sectores con más espalda para negociar, como camineros, bancarios y aceiteros, que pedirán un plus de $50.000.
El aumento mediante sumas fijas también permitiría avanzar con otra idea que acercan economistas cercanos al Frente de Todos: desindexar los aumentos a jubilados, asignaciones familiares y beneficiarios de AUH. Como estas subas trimestrales siguen a la inflación, con un semestre de rezago, terminan generando un incremento del gasto público difícil de soportar, sobre todo con una recaudación en caída por el impacto de la recesión.
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