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Sergio Berni volvió a quedar en el centro de la escena y suma críticas de los intendentes del PJ bonaerense

Si Alberto Fernández pudo ser presidente, ¿por qué no puedo ser yo?”

Esa pregunta que Sergio Berni suele hacerse en privado -los que la escucharon en más de una oportunidad no saben si lo hace para menospreciar al jefe de Estado o como una revalorización de su propia figura- es, para muchos de sus colaboradores, la raíz de la espectacularidad que rodea últimamente a sus movimientos: una campaña permanente.

“Sergio hace política. Siempre lo hizo de esta manera”, agregan a su lado. La reunión de anteayer del ministro de Seguridad bonaerense con su colega de Nación, Sabina Frederic, frente al gobernador Axel Kicillof volvieron a poner en el centro de la escena al funcionario provincial, que no necesita del aval de Cristina Kirchner -la ex presidenta empieza a deslizar críticas a parte del gabinete bonaerense-, su jefa política, para montar, a esta altura, su espectáculo semanal.

A pesar de que esta vez en la gobernación no creen que haya sido Berni el promotor de la discusión con Frederic, como el episodio de Puente La Noria, a principios de julio, que minimizan como “un intercambio de opinión acalorado”.

“Lo vamos llevando. Pero ayer, el show no lo hizo Berni”, resaltaron anoche colaboradores de Kicillof, que tuvo que mediar en el pasaje más acalorado de la conversación, mientras el funcionario bonaerense se sacaba el barbijo y Frederic le preguntaba si pensaba “desenfundar”: “Ves que no sabés distinguir un barbijo de un arma”, respondió Berni, irónico.

“Sergio y Sabina tienen distinta concepción de las cosas”, vuelven a minimizar desde La Plata. El vínculo entre Frederic y Berni no tiene retorno. La ministra está convencido, según su entorno, de que su colega “no quiere coordinar nada”: “quiere romper, nada más”, señalan. El ministro bonaerense directamente no tiene ningún respeto profesional por ella: “No entienden nada, son el ministerio de los controles de tránsito”, subrayan a su lado.

 

Los petardos de uno y otro lado son incesantes. Berni dice que desde diciembre insiste en saber la ubicación de las fuerzas federales desplegadas en el Gran Buenos Aires, y que el número no es el que trasciende desde las oficinas del edificio de Gelly y Obes. Desde el Ministerio de Seguridad nacional responden en que “no tiene por qué saberlo” y que, en todo caso, esa información se analiza en las mesas “de coordinación” a las que el funcionario provincial “no va”. Es lo más liviano con lo que se tiran.

Este viernes, los ministerios de Seguridad nacional y bonaerense empiezan, según trascendió oficialmente, “una nueva etapa de coordinación entre las Fuerzas Federales y Policías de la provincia”. Se trata de operativos complementarios de agentes federales -hay hasta ahora unos 7.500 desplegados en el Área Metropolitana, según información oficial-, en principio, en Avellaneda, Quilmes, La Matanza, Almirante Brown, Moreno, Esteban Echeverría, Florencio Varela y Lomas de Zamora.

 

Es que al malestar de la Casa Rosada se sumó sin embargo en los últimos días el enojo de los intendentes, que se materializó en el encuentro de esta semana que el gobernador, el ministro y el jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, mantuvieron con algunos jefes comunales del PJ: Mario Secco, Fernando Espinoza, Mayra Mendoza, Mariano Cascallares y Martín Insaurralde, entre otros.

Como con Frederic, Berni y los intendentes protagonizaron otro acalorado debate. Según los alcaldes, por el pedido de mayor presencia policial en los municipios, a cuatro meses del inicio de la cuarentena en el conurbano, y a medida que la inseguridad empieza a preocupar a los jefes comunales a la par de la crisis sanitaria y económica.

 

(Berni) Va demasiado a los medios a explicar cosas e ideas, pero en la Provincia no tenemos respuesta. Necesito policías, no que me expliquen el modelo ruso, israelí o americano”, remarca un importante intendente del PJ.

Los jefes comunales dicen que el ministro no confía en ellos. Algunos incluso aseguran que comparte ese desprecio territorial con parte de la cúpula de la gobernación. Hay colaboradores del funcionario que dicen, por su parte, que el enojo de los municipios radica en la reorganización que hizo en la policía provincial con el cambio de los jefes departamentales por los jefes de estación policiales, con los que el ministro se reservó poder de veto.

 

Lo paradójico es que Berni tiene menos conflictividad con los intendentes opositores que con los del PJ.

A principios de julio, después de irrumpir en el Puente La Noria frente a las cámaras de televisión y de apagar su teléfono celular por unas cuantas horas, en el primer día del inicio de la cuarentena estricta, el ministro viajó hasta Lanús para supervisar un operativo junto al intendente Néstor Grindetti y su jefe de Gabinete y responsable del área de seguridad, Diego Kravetz. Lanús, uno de los municipios de Juntos por el Cambio, fue justamente el primero de la Provincia en poner en funcionamiento al primer jefe de estación policial. De la oposición. Y no del PJ.

 

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