Luego de una semana de escarnio público sufrido por el edil, ideado desde el gobierno provincial e instrumentado a través de un medio gráfico local, llegó el apoyo proveniente desde la primera línea del Gobierno Nacional.
Es así que fue invitado a jugar el tradicional partido de fútbol de los viernes en «La Quinta de Olivos» junto al presidente de la Juventud del PRO local, Damián Orellana.
Las imágenes hablan por sí mismas, pero además son, (para una lectura entrelineada) la demostración de voluntad de proteger a los integrantes de su propio riñón.
Lo sufrido por el concejal y por Emilio Rached en día de ayer va en consonancia con los escraches realizados en la ex ESMA al Ministro de Justicia Germán Garavano y a Mauricio Macri y a María Eugenia Vidal en la localidad de Tigre.
Todo indica que lanzada la campaña, los bastiones del kirchnerismo residual siguen respondiendo a sus mandos naturales, por lo que no sería una sorpresa se repitan (con más crudeza aún) este tipo de acciones cómo modus operandi de lo que queda de aquella forma de hacer las cosas durante 12 años.
Definitivamente lo ocurrido anoche en Olivos, reafirma que los intentos zamoristas por estigmatizar al adversario con la repetida intención de convertirlos en abusadores, en violadores, no funciona más.
Deberá entonces el zamorato delinear nuevas estrategias para la eliminación de sus detractores en tiempos de elecciones (tampoco la muerte y el desmembramiento) deberían ser una opción.
Lo cierto es que después de una semana de esfuerzos trasnochados para descalificar y judicializar diferencias que se dirimen en las urnas, todo parece haber vuelto a la normalidad. Hasta que el ingenio de la escuela del pensamiento zamoriano vuelva a la carga con un nuevo embuste base sobre la cual construyó toda su existencia.
