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Venezuela: Padres desesperados abandonan a sus hijos en orfanatos para darles de comer

La crisis venezolana afecta a los más inocentes. Los niños son dejados en estaciones de subte y en orfanatos con cartas donde los padres ruegan para que le den comida.

Una investigación de The Washington Post retrata la violenta realidad de los padres venezolanos, quienes apenas logran sobrevivir a la terrible crisis económica que azota al país dirigido por Nicolás Maduro. Los medicamentos faltan en los estantes, y los que aún se consiguen tienen un costo tan elevado que resulta imposible de adquirir. Además, los pañales ya no pueden comprarse y la gente regresó a utilizar los de tela como se usaban antaño.

Algunos padres no pueden soportar la constante búsqueda de alimento para sus hijos y llegan a tomar una medida extrema, abandonar a los pequeños en orfanatos esperando que allí puedan darles de comer. Desde Fundana, una ONG de Caracas fundada en 1991 que brinda contención a niños huérfanos y abandonados, aseguran que los padres “no pueden darle de comer a sus hijos. Los están abandonando, no porque no los quieran, sino porque los quieren”. Fundana recibió unos 144 pedidos de ubicación de niños en sus instalaciones el año pasado, comparado con los 24 que acogieron en 2016, la mayor parte de las solicitudes se hacían por dificultades económicas.

Antes de mi viaje reciente a Venezuela, había escuchado que las familias abandonaban o entregaban a sus hijos. Sin embargo, era un desafío encontrar realmente a las víctimas más pequeñas de esta nación quebrada.Mis pedidos para ingresar a los orfanatos quedaron sin responder por parte del gobierno. Un funcionario del área de protección infantil -advirtiendo de las condiciones devastadoras, incluyendo la falta de pañales- confió que dicha visita sería “imposible”. Algunos centros privados de crisis para niños se preocupaban porque el acceso a un periodista pudiera dañar sus relaciones delicadas con el gobierno“, relata el cronista de The Washington Post.

Angélica Pérez tiene 32 años y es madre de 3 hijos. Una tarde apareció en Fundana con su hijo de 3 años y sus dos hijas, de 5 y 14 años. Sin dinero y sin trabajo como consecuencia de la crisis, Angélica gastó sus últimos ahorros para salvar a una de sus hijas que tiene una grave enfermedad de la piel. La mujer no logró que el hospital público le de medicamentos, por lo que gastó lo que le quedaba para comprar la crema en una farmacia. Su idea era dejar a los niños en el centro, donde sabía que los alimentarían, para viajar a Colombia, encontrar trabajo y regresar a buscarlos. La de Angélica es tan sólo una de miles de historias.

Tenemos graves problemas aquí”, dijo el único funcionario que habló con el diario pero que no hizo público su nombre por temor a las represalias del gobierno. “Definitivamente, hay más niños abandonados. Pero no es sólo que hay más, sino que sus condiciones de salud y nutrición son mucho peores. No podemos cuidarlos”.

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