Tres detenidas que se encuentran junto a Milagro Sala en el penal jujeño de Alto Comedero iniciaron este sábado una huelga de hambre en solidaridad con la dirigente que esta semana comenzó la medida en repudio a una decisión para asilarla por «inconducta» durante diez días.
Se trata de Patricia Cabana, Gladys Díaz y de Mirta Aizama, imputadas en distintas causas abiertas por irregularidades en los fondos para la construcción de viviendas que administraba la organización Tupac Amaru, según informaron sus voceros.
El viernes, desde la cuenta de twitter de la organización se conoció la información que decía: «Por orden de Morales incomunican y prohíben visitas a Milagro Sala sin dar a conocer razones, por lo tanto le niegan derecho a defensa» y otro que agregaba que la decisión era «en repudio a la decisión arbitraria y en reclamo de sus derechos».
Si bien los abogados de Sala no fueron notificados, el jefe del Servicio Penitenciario Provincial, Víctor Carlos Morales, dijo que la medida consistía en un «aislamiento» de diez días por «inconducta».
El funcionario declaró que Sala permanecerá durante ese lapso «sola en una celda con todas las comodidades que le corresponden a una interna» y sólo podrá «recibir la visita de los familiares directos» pero «está privada de las visitas multitudinarias que solía recibir».
Su hija Claudia, la dirigente comenzó con una medida de fuerza consistente en no comer ni tomar medicamentos «hasta que se levante la medida, porque le quieren restringir la visita» a sólo familiares y a los «viernes y jueves una hora, y no acepta esto, va a seguir con esta medida hasta que levanten la sanción».