El empresario de la construcción, investigado por lavado de dinero, permanece detenido en el penal de Ezeiza.
El empresario de la construcción Lázaro Báez permanece detenido en el Servicio Penitenciario de Ezeiza, donde mañana cumplirá un mes de reclusión, a partir de su detención en el marco de la causa por lavado de dinero conocida como «La ruta del dinero K». «Totalmente frío», lo describieron quienes lo vieron en el pabellón: así pasa sus días en prisión Lázaro Báez.
Mañana, se cumplirá un mes de la detención de Lázaro Báez: hasta el momento, pasa sus días detenido entre reuniones con abogados, pocas visitas de amigos, respetando su siesta diaria y alejado de sus compañeros de pabellón. No se muestra deprimido, como trascendió, pero sí «totalmente frío».
«En este primer mes recibió las visitas de tres amigos (Gustavo Coramidas, Diego Navarro y «el viejo Sofo»), pero ni siquiera lo visitan los tres días de la semana que están destinados a recibir visitas, sino que se turnan. Uno va un lunes, otro un sábado, y luego el otro, el lunes siguiente», explicó una fuente de la investigación, según consignó la agencia Télam.
Además, precisó que no recibió visitas de su familia, y que las reuniones con sus amigos son breves. Sobre su alimentación, explicó que «Báez come la comida del Servicio Penitenciario Federal, no se queja, y no pide que le traigan algo distinto ni que sus compañeros de celda cocinen algo especial, algo muy común en los pabellones, donde algunos detenidos son muy afectos a cocinar».
«Lo están midiendo», aclaró, sobre los compañeros de celda del titular de Austral Construcciones: se trata de 14 hombres mayores de 50 años, de baja conflictividad y condenados por delitos como estafa o evasión. Lázaro Báez se muestra ante ellos «desconfiado» y «aislado».
«Báez no habla con nadie, sale al patio del pabellón, camina, se sienta, y luego del almuerzo pide ir a su celda, donde duerme una siesta», relató la fuente, que no ocultó su sorpresa ya que el empresario pasa gran parte del día encerrado en su celda de 7,5 metros cuadrados, donde sólo tiene una cama, un escritorio, un inodoro y un lavabo antivandálicos
Allí, el empresario que vivía rodeado de lujos en Santa Cruz no tiene libros, televisión ni radio, ni tampoco dispone de mucha ropa: «tres joggings que se los va cambiando, un par de remeras, un buzo, y zapatillas, todo sin marca», describió el testigo.
Báez tampoco pidió medicación, más allá de la que toma para su cuadro de diabetes y presión alta: «No se quebró nunca, no se lo ve deprimido, ni afligido, y eso llama la atención».
Al no estar condenado, el empresario no tiene la obligación de participar de los talleres de los que participan los demás 1.800 reclusos que habitan el penal de Ezeiza, por lo que su principal actividad son sus reuniones con sus abogados, que disponen de un margen horario «de 8 a 20» para visitarlo.
Además, Lázaro Báez no tiene cámara que lo vigilen dentro de su celda, por pedido propio, y desistió de participar de los torneos de fútbol internos, a diferencia de lo que solía hacer Leonardo Fariña.