El líder de la CTA Autónoma, Pablo Micheli, advirtió que luego de la marcha del 21 de febrero «no hay respuesta» a los reclamos sindicales, «para marzo hay que convocar a un paro». En tanto, se refirió en duros términos contra los dirigentes sindicales que declinaron su participación en la protesta contra el Gobierno que organiza el gremio de Camioneros, y al cual se acoplarán las dos CTA y varios gremios de la CGT.
«A nosotros no nos sorprende quienes se bajaron de la marcha. Fueron oficialistas de todos los gobiernos. El Gobierno hace una propaganda brutal a través de los medios afines mostrando cómo cada día se baja un dirigente. Cada vez que se baja uno de ´los Gordos´, se suman miles de trabajadores», retrucó.
El dirigente sindical salió al cruce de las acusaciones del Gobierno, que asocian la marcha del 21 con una supuesta defensa corporativa de Hugo Moyano. «No es una marcha en favor de Moyano, es una marcha en favor de defender a los trabajadores. Que no nos pongan la pata encima de las paritarias imponiéndonos un porcentaje por debajo del costo de vida», indicó.
Y agregó: «Este Gobierno siempre va a plantear que cada acción contra las políticas económicas que lleva adelante es una acción partidaria y no tiene que ver con justos reclamos. Es una batalla cultural que hay que librar frente a la opinión pública».
Consultado sobre las tensiones que atraviesan a la CGT y que anticipan un escenario de probable fractura en esa central obrera, Micheli dijo que no le «preocupa» esta situación, ya que reflejan un «reacomodamiento» natural del movimiento obrero.
“Enhorabuena que haya un reacomdamiento del movimiento obrero y de la dirigencia. Nosotros podemos acordar con el sector mas combativo de la CGT, con sindicatos no alineados en ninguna de las centrales, y con la otra CTA. Ahora con algunos dirigentes no nos podemos sentar. Nosotros no les creemos hace años y ahora los trabajadores tampoco», aclaró.
En este sentido, se entusiasmó con la posibilidad de que las dos CTA y la Corriente Federal de Trabajadores de la CGT puedan rearticularse en un nuevo espacio sindical conjunto, con una clara impronta «clasista y combativa». «Esa división de la CGT no me tiene preocupado. Es una decisión para avanzar en algo mucho mayor, mucho más clasista y combativo a favor de los trabajadores», se esperanzó.
Micheli fue un paso más allá y señaló que la clarificación de las posturas al interior del movimiento obrero, entre los sectores más intransigentes y los más funcionales al Gobierno podría derivar en la creación de una nueva central obrera «clasista y combativa».
«Es fundamental construir una nueva central clasista y combativa que sea autónoma de los partidos políticos, pero que tenga el corazón del lado del frente popular que se presente para derrotar a este Gobierno neoliberal», recalcó.