La cuenta regresiva antes de un nuevo vencimiento de deuda con el Fondo Monetario Internacional comenzará a recorrer su tramo final esta semana. En estos cinco días hasta el viernes el Gobierno deberá decidir si acelera las conversaciones con el FMI lo suficiente para alcanzar un acuerdo técnico o bien tomar una decisión sobre las obligaciones de pago de los próximos días: pagarlos y afectar así las reservas del Banco Central o no pagar y agregar aún más ruido en un mercado financiero con presiones crecientes.
El 28 de enero es la primera parada en del año, cuando el Gobierno debería repagar al organismo internacional unos 717 millones de dólares, según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso. La semana siguiente, el 1° de febrero, el pago debería ser de otros 368 millones en concepto de intereses.
En total, serían unos 1.085 millones de dólares, una suma alta considerando las reservas internacionales del Banco Central. Según algunas estimaciones privadas, el colchón de divisas neto de la autoridad monetaria ronda entre los 1.500 y 2.000 millones de dólares, por lo que el impacto en su poder de fuego en el mercado cambiario se vería notablemente disminuido.
“La diferencia que tenemos con el FMI es la velocidad de consolidación fiscal y las combinaciones entre gastos e ingresos. No queremos penalizar la demanda cuando la economía se está recuperando”, dijo Martín Guzmán.
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