La ciudad de Monte Quemado se encuentra de luto ante la gran cantidad de casos de jóvenes que se han suicidado en los últimos días. La angustia sobre este mal invade no sólo a las familias, sino a todo el pueblo, aseguran fuentes irrefutables «Última Hora».
Tres jóvenes de no más de veinte años dieron fin a sus vidas de forma inesperada por motivos que aún se desconocen y el clima social comienza a empeorar ante la mirada indiferente del gobierno local.
Son vidas que ya no se van a recuperar y la comuna intenta buscar alguna explicación, ver dónde está el problema para trabajar en ello y evitar que esto siga ocurriendo.
Según consignan las fuentes, muchos acuden a la Fe refugiándose en las plegarias, orando por el pueblo mientras que otros organizan reuniones de padres e instituciones públicas y privadas para consensuar de que manera deben enfrentar este problema. Sin embargo las autoridades locales se desentienden de estos casos y hacen oídos sordos a los reclamos sociales.
Al borde del colapso de un sistema perverso
Cuando uno se pone a observar lo que está pasando en esta pequeña ciudad norteña se puede notar que en los últimos años hubo un incremento exponencial del consumo de alcohol y de drogas que terminan devastando a nuestros jóvenes y convirtiéndolos en adictos mientras la vida transcurre normalmente y seguimos ignorando lo que ocurre a nuestro alrededor. Y el Estado, quien falsamente sigue sosteniendo su relato de ser omnipresente, deja al descubierto todos sus errores.
Hablar de política en estos momentos podría ser interpretado como un acto de banalización de lo ocurrido e incluso morboso, pero en realidad es todo lo contrario. Estamos en esta situación porque la política se encuentra en crisis, estamos frente a un sistema corrupto, viciado y obsoleto. Ya nadie parece respetar las ordenanzas municipales que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas después de la media noche, y es por ello que varios locales siguen comercializando indiscriminadamente, nos aseveran.
Existen prostíbulos en pleno centro de la ciudad, más precisamente a la vuelta de la Municipalidad y parece que jamás han notado su presencia. Mulas y negocios que venden droga a cualquier hora del día y chicos consumiendo por las calles, denuncian.
Pero más allá de ello existen otras series de problemas.
Los jóvenes de Monte Quemado no tienen lugares de esparcimiento, no cuentan con centros culturales dignos ni una oferta académica o profesional que los mantengan ocupados, no tienen lugares acondicionados para practicar deportes ni una plaza que les permita juntarse con sus pares, muy por lo contrario la misma esta totalmente destruida y pone en evidencia la magnitud de la decidía que existe en este pueblo mientras aún luce el cartel de obra «MÁS CERCA» como emblema de la corrupción con un presupuesto adjudicado al municipio por más de $1.200.000 hace más de dos años, siendo actualmente un «aguantadero» para la comercialización de estupefaciente.
Si se quiere terminar con este flagelo que atormenta a la juventud hay que tomar medidas serias. Se debe solicitar con extrema urgencia la ayuda de profesionales en el campo de la salud mental, reforzar la seguridad e implementar actividades recreativas y profesionales que le den expectativas de futuro a los adolescentes.
Tal como rezaba un cartel hace unos días atrás en la fiesta del pueblo: «queremos un Intendente que viva aquí», que se preocupe por su ciudad, que viva en carne propia los problemas de los copeños y que cuando ocurra casos como estos se ponga al frente como líder comunal comprometido con el bienestar de su gente ya que para para eso se lo votó.
Tres hijos, hermanos, sobrinos, vecinos y amigos se quitaron la vida y las autoridades solo hicieron silencio siendo cómplices de lo que allí ocurre.
