Finalmente y luego de estar en coma, este fin de semana logró despertar la niña de 13 años que había sido sometida a una violación grupal en una casaquinta de Tandil y posteriormente atropellada cuando intentaba huir del lugar.
Ni bien abrió los ojos en la cama del Hospital de Niños Blanco Villegas gritó «Me violaron todos». La noche del sábado, cuando llegó la menor al nosocomio, los médicos sabían que algo más –además del accidente- había pasado.
La víctima tenía indicios físicos de violación: «En la historia clínica consta que la menor presentaba himen edematizado, excoriaciones y sangrado anal y vaginal», confirmó el abogado de la familia Maximiliano Orsini. «No es casualidad que apenas se despertó hiciera referencia a la violencia física que sufrió», agregó.
Luego el letrado criticó el allanamiento en la casaquinta, pues se hizo cuatro días después del hecho, por lo que los acusados podrían haber limpiado la evidencia. Además, la joven tiene rasguños «en los muslos, el abdomen y el pecho», precisó.
La causa aún no contempla la carátula de abuso sexual, ya que se están investigando a los que estuvieron presentes en la casaquinta cuando ocurrió el supuesto ataque sexual. Algunos de los jóvenes reconocieron ante la Justicia que tuvieron relaciones sexuales con la menor esa noche. Para el fiscal a cargo de la investigación, Gustavo Morey, los familiares de la víctima creen que hay elementos suficientes para probar que hubo abuso sexual.
