«Me sentí capacitado para aceptar este desafío». Fe y confianza es lo que le sobra a Lionel Scaloni, aquel carrilero incansable que debutó en primera con la camiseta de Newell’s y fue comprado por el Deportivo La Coruña cuando ya jugaba en Estudiantes de La Plata.
El club español se fijó en el oriundo de Pujato (Santa Fe) durante la Copa del Mundo Sub 20 disputada en Malasia en 1997, en la que Argentina se consagró de la mano de José Pekerman. Scaloni no solamente disputó los siete compromisos con la Albiceleste, sino que convirtió en el debut ante Hungría (3-0) y en los cuartos de final ante Brasil (2-0).
Si bien mantiene un acento bien argento, la estadística marca que su carrera profesional como futbolista fue cimentada en Europa, donde se desempeñó durante 17 de sus 20 años.
Su mayor nivel lo encontró en un histórico Deportivo La Coruña, que se animó a pelearle mano a mano al Real Madrid y Barcelona. Allí se transformó en figura, capitán y emblema conquistando una liga española (1999/2000), una Copa del Rey (2000/2001) y dos Supercopas españolas (2000 y 2002). Fue la época de oro de la entidad gallega.
Scaloni debutó con la camiseta de la Selección Mayor en 2003, ingresando por Javier Saviola en un amistoso ante Libia, en Trípoli (era Bielsa). Sin embargo, nuevamente Pekerman marcaría su trayectoria: lo incluyó en la lista para el Mundial de Alemania 2006, donde jugó el partido por los octavos de final ante México (triunfo 2-1 en tiempo suplementario).
Experimento en la Premier League con la camiseta del West Ham, volvió a España con el Racing de Santander y se abrió camino en Italia con la Lazio. Permaneció cinco temporadas en el club romano (en una de ellas fue cedido al Mallorca) y luego estuvo un par en el Atalanta, antes de retirarse.
En la recta final de su etapa como futbolista ya tenía en la cabeza ser entrenador y por eso realizó el curso de técnico. Trabajó con juveniles en Mallorca esperando la oportunidad que le había prometido Jorge Sampaoli, quien le avisó que lo tenía en consideración para formar parte de su cuerpo técnico en caso de agarrar un equipo europeo tras su paso por la selección chilena.
Dos meses después de que Sampa confirmara su arribo al Sevilla español, Scaloni se sumó a su cuerpo de colaboradores. Sus conocimientos en la liga española fueron vitales para que lo contactara.
Y mucho más rápido de lo esperado, tuvo su reencuentro con la Selección. Sampaoli fue contratado por la AFA con vistas al Mundial de Rusia 2018 y Leo fue designado para la tarea de análisis de rivales y ayuda táctica y técnica durante los entrenamientos. Fue, quizás, el colaborador más cercano al plantel.
Fue una Copa del Mundo convulsionada para Argentina, pero Scaloni le sacó jugo a la experiencia y se sintió a gusto con la indumentaria albiceleste. A tal punto que cuando Sampaoli fue desplazado de su cargo, le comunicó su deseo de permanecer en las juveniles nacionales.
«Como todo aquel que pasó por los juveniles, mi deseo es volver a dar una mano en la Selección. Cuando se me dio la posibilidad de quedarme, no lo dudé», reconoció.
Con 40 años, su primer desafío está a la vuelta de la esquina: Scaloni, junto a su ex compañero Pablo Aimar, viajó a L’Alcudia para hacerle frente al torneo que tendrá Argentina como cabeza del grupo A (integrado por India, Mauritania, la selección de Murcia y Venezuela).
El técnico del Sub 20 entiende que los resultados son necesarios para sostener los proyectos y adelantó que intentará plasmar su idea de «fútbol vertical». A mediano plazo, el objetivo será pelear mano a mano con las potencias mundiales.
«Recuerdo la satisfacción enorme que sentíamos viajando de La Plata a Ezeiza junto a Bernardo Romeo y Leandro Cufré cuando íbamos a entrenar con las juveniles de la Selección». Esa sensación y sentido de pertenencia es la que buscará transmitirles a los más chicos Scaloni.
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