Murtaza Ahmadi, el niño afgano que se volvió viral en enero de este año porque se fabricó una remera de Lionel Messi con una bolsa de plástico y un marcador, tuvo que escapar a Pakistán junto a su familia por las constantes amenazas de secuestro de los talibanes.
El padre de Murtaza, Arif Ahmadi, confirmó esta semana que su familia vive un infierno desde que el niño de 5 años recibió las dos camisetas de Messi (una del Barcelona y otra de la selección), por lo que se fueron de Kabul, la capital de Afganistán, hace un mes y medio.
«Los secuestradores llamaban a diario amenazándonos, maldiciéndonos, regañándonos con que por qué el niño no memorizaba el sagrado Corán en vez de jugar al fútbol», expresó el hombre.
Los Ahmadi pidieron asilo político a través de las Naciones Unidas en Islamabad, Pakistán, en marzo de este año para luego radicarse en Quetta, en el oeste del mismo país.
Aunque ahora están lejos de los problemas de Kabul, la familia quedó expuesta a los secuestros y otros ataques sectarios diarios a los que son objeto las personas de la minoría chií como ellos. «No estamos felices de dejar Afganistán, pero la presión y la mala situación nos forzaron», señaló el padre de Murtaza. El hombre aseguró que tuvo que recurrir al exilio para salvar la vida de su hijo «después de que se hiciera famoso». Ahora, él, su mujer y sus tres hijos y dos hijas permanecerán seis meses en Pakistán y luego tratarán de radicarse en los Estados Unidos.