Fuente Infobae
Sólo Fabricaciones Militares y FAdeA arrojaron en 2015 pérdidas por 2.600 millones de pesos entre las dos. A eso se suman millones y millones de pesos en deudas con proveedores y pasivos salariales. El Ministerio de Defensa era una verdadera «papa caliente», ya que a los problemas financieros se suman los conflictos internos, que no son pocos. Finalmente, los guantes se los colocó el riojano Julio Martínez, entonces diputado y ex candidato a gobernador de su provincia. En una entrevista con InfobaeTV, repasó la herencia que dejó el kirchnerismo, los desafíos de su gestión y el futuro de las Fuerzas Armadas en tiempos de paz. Además, subrayó el éxito de la Campaña Antártica y se esperanzó con un pronto anuncio de la partida de la Fragata Libertad.
– La herencia fue muy complicada. Recibimos el ministerio con muchas deudas, y unas Fuerzas Armadas con pocas capacidades y equipamiento. Por ejemplo, en la fábrica militar de aviones (FAdeA) se hizo una auditoría, donde pudimos ver que el rojo del año pasado fue de 1.400 millones de pesos, que no se fabricó un avión y que no había una oficina comercial para salir a vender lo que supuestamente había que producir. En Fabricaciones Militares, otro tanto, 1.200 millones de déficit. El Ejército tenía 1.500 militares ilegalmente desplegados en el norte, porque la ley no nos habilita a hacer eso, en tareas que no son menester para la defensa, a los que les debían 9 meses de viáticos. También, más de 100 millones de pesos de deuda de la Fuerza Aérea con YPF. Y una situación salarial muy complicada: los militares tienen la mitad de su salario en negro y cuando se retiran pasan a cobrar la mitad, por lo tanto, hacen juicios y los ganan, y eso son 2 mil millones de pesos, que actualizado y con los nuevos juicios va a ser mucho más.
– Cuando hay tantos huecos, ¿por dónde hay que empezar?
– Hay que empezar a taparlos de a uno. Lo bueno es que conformamos un equipo muy bueno de trabajo y podemos encargarnos de varios huecos a la vez. Pero también tenemos buenas noticias. Esta vuelta al mundo del país nos abre muchas puertas. Muchos inversores quieren venir a trabajar, por ejemplo, en FAdeA, con nuestros astilleros, en Tandanor, en Fabricaciones Militares.
– Si hay algo que se repitió en FAdeA y en Fabricaciones Militares, sobre todo durante las últimas gestiones de Matías Savoca y Santiago Rodríguez, de La Cámpora, es que las empresas eran consideradas un bien social y, por ende, no era necesario que den ganancias y podían vender sus productos por debajo del costo. ¿Qué impronta buscan darle a través de sus nuevos presidentes?
– Las empresas pueden ser estatales y andar bien al mismo tiempo. Puede ser que la misión principal sea producir para la defensa del país y no dé ganancias, pero a esta gente se le fue la mano. Las fábricas de armamento daban ganancias en todo el mundo, menos en Argentina. Tenían una fábrica de aviones que no fabricaba nada. Podían haber hecho aviones para fumigar, pero como estaban peleados con el campo no los querían vender.
– ¿Qué falló?
– Hubo políticas públicas equivocadas, corrupción y una gran ineficiencia e ineptitud por su inexperiencia. Hubo mucha falta de criterio.
– Uno de los temas que más se habló cuando se inició su gestión fue la Campaña Antártica, porque usted denunció que no tenía presupuesto asignado. Ahora que terminó, ¿cuál es su balance?
– Estamos felices de haber terminado la campaña con total éxito, después de haberla recibido como la recibimos: desfinanciada, atrasada más de un mes, y con muchos problemas. Por ejemplo, como el Irizar está en reparación, se alquila un barco que debería haber salido de Rusia el 5 de noviembre, pero cuando asumimos todavía no había salido porque no lo habían pagado. También había un grupo de vuelos rentados hacia la base Belgrano, que tampoco estaban pagados. Al final, se logró que el barco y los aviones salgan sólo con promesas de pago. Tuvimos un equipo impresionante, con el que logramos terminar en tiempo y forma la campaña, que sólo dura dos meses, porque es el tiempo que nos da la climatología. Yo visité la Antártida en el verano y corroboré cómo los que se repliegan, sean civiles o militares, vuelven llorando. Eso da la pauta que ahí hay corazón, patria, mística, soberanía. No lo hacen por obligación, sino por convicción.
– Otro tema que se habló bastante luego de su asunción es el de la Fragata Libertad, cuyo destino estaba atado al conflicto con los holdouts. ¿Tiene fecha de partida? ¿Va a salir del continente?
– Estamos en eso. Justamente estábamos esperando todas estas idas y vueltas. La decisión de la Cámara de Apelaciones (de Nueva York) ha sido muy buena. Si todo sigue bien, esperamos que en los próximos días el presidente (Mauricio Macri) va a dar esa buena noticia.
– Pero, ¿saldrá del continente?
– Sí, la idea es que vuelva al mundo.
– ¿Qué planes tiene para el futuro en las Fuerzas Armadas?
– Estamos definiendo varios ejes de trabajo para las Fuerzas Armadas en épocas de paz. Entre otras cosas, vamos a priorizar el tema de las emergencias. Hoy por ejemplo estamos colaborando en ocho provincias con los evacuados. Otros ejes de trabajo son la presencia en la Antártida y la protección de nuestros recursos ictícolas. También son importantes las misiones de paz de las Naciones Unidas. Hoy estamos en Haití y en Chipre, y próximos a acudir a Colombia, adonde la idea es ir con Chile. Por último, queremos aportar en la lucha contra el narcotráfico, en la parte que nos toca, colaborando con nuestros aviones y radares.
– ¿En qué estado está la radarización de las fronteras?
– Es algo que no hizo tan mal el kirchnerismo. Si bien es cierto que fue un poco lento, trabajaron bien. Ya se hizo un primer contrato con el INVAP por seis radares, cuatro de los cuales ya se pusieron y otros dos que se van a poner en Pirané (Formosa) y en Corrientes. Con eso vamos a completar el Escudo Norte. A su vez, hay un contrato por seis radares más con los que vamos a cubrir otras zonas del país.
– ¿Con los radares basta?
– Hay que cambiar la idea de que el eje tiene que estar puesto en el aire. Con los radares, la ley de derribo y un mejor control no se acaba el problema, porque el grueso de la droga entra por vía marítima o fluvial. Además, hay que invertir no sólo en reprimir, sino también en la prevención y la recuperación de nuestros adictos.
– Se especuló mucho con el futuro de la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF). ¿Va a seguir funcionando?
– Sí, va a seguir. Hay una ley en ese sentido, pero queremos que siga de otra forma. Tenemos ciertos inconvenientes, porque hay una legislación que no está del todo clara, que da cierta estabilidad a personas que están ahí que a nuestro juicio no la tienen y no la deberían tener, y creo que estamos siguiendo los pasos necesarios para poder tomar los destinos de la universidad y poder trabajar en la formación como nosotros creemos que hay que hacer.