Nacionales Policiales

La desgarradora declaración de la víctima de Martínez Poch, el DJ abusador platense

Vanessa Rial fue víctima de un verdadero calvario que tuvo como protagonista a su ex novio, Cristian Martínez Poch, quien está siendo juzgado por el delito de privación ilegítima de la libertad y abuso sexual.

Vanessa Rial fue víctima de un verdadero calvario que tuvo como protagonista a su ex novio, Cristian Martínez Poch, quien está siendo juzgado por el delito de privación ilegítima de la libertad y abuso sexual.

En el primer día del juicio, la víctima contó la pesadilla que vivió y en varias oportunidades se quebró al recordarlo. Angustiada, contó, entre otras cosas, que el acusado le arrancó uñas de los pies, que la violó él y sus amigos y que la obligaba a beber su orina.

La mujer dijo que el ex disc jockey de la noche platense la «drogaba, golpeaba, obligaba a mantener sexo con otros hombres y hasta jugaba a hacerle tiro al blanco con rifles y cuchillos».

También reiteró que todo esto se lo hizo mientras la mantuvo secuestrada casi dos meses, hasta el 24 de septiembre de 2013 cuando fue rescatada por la Policía, a partir de la denuncia de una vecina de la calle 58, entre 23 y 24.

Rial aseguró que su ex novio le arrancó las uñas de los dedos gordos de ambos pies con unas tenazas, que con frecuencia la obligaba a beber su orina y a realizar prácticas sexuales aberrantes con una perra.

«Yo quería escapar, pero no tenía voluntad debido al alcohol y las pastillas que me obligaba a tomar», afirmó entre lágrimas.

Asimismo, contó que todo se inició a fines de agosto de 2013, cuando un abogado amigo le presentó en un bar de La Plata a Martínez Poch. «Me dijo que era ingeniero recibido en EE. UU., que era viudo y tenía dos hijas grandes con las que tenía una excelente relación. Me pareció encantador, seductor, era el Príncipe Azul, pero al tercer día me dio la primera paliza y me mostró toda su maldad», agregó.

«Un lunes cuando desayunábamos sacó un puñado de pastillas y lo tomó, luego me dijo que las tomara, que eran vitaminas y me iban a hacer bien, para no contradecirlo las tomé y en el trabajo (un estudio jurídico platense) me sentí cansada», revivió.

Luego, dijo que Martínez Poch «me pasó a buscar en una moto, no quería subir y me obligó bajo amenazas de hacer algo contra mis padres, dándome información sobre la rutina de ellos, datos que nunca se los había dado y seguro los averiguó por su cuenta».

Además, señaló que luego de cada golpiza, Martínez Poch la colocaba en un fuentón y la lavaba con lavandina y desinfectante lo que le ocasionaba ardores terribles en las heridas.

«Le tengo terror, estoy tomando medicación para no tener alucinaciones con él, tenía alucinaciones auditivas y visuales. Salgo a la calle y me siento perseguida, trato de salir adelante pero a veces es imposible, hay mucho dolor», reconoció.

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