El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, lideró este sábado la quema de 105 toneladas de marfil y 1,35 de cuerno de rinoceronte que fueron confiscados por las autoridades a cazadores furtivos.
El acto fue una declaración de guerra contra el tráfico del llamado «oro blanco», que cada año mueve 200 millones de dólares en África.
Las 11 pilas de marfil que se quemaron este sábado en el Parque Nacional de Nairobi equivalen a 6.700 elefantes y rinocerontes que fueron asesinados en Kenia para vender sus colmillos y cuernos en un mercado negro que exporta principalmente a China, Tailandia y Vietnam. Además se sumaron muebles y esculturas del mismo material.
«El creciente valor del comercio de marfil ha provocado una matanza en África Central. Con la destrucción de este marfil, estamos diciendo que nuestro patrimonio nacional no puede ser vendido por dinero», expresó el presidente keniata.