Si bien esta mañana Chile se sorprendió con amenazas y ataques a varias Iglesias en la antesala de la llegada del Papa, el embajador argentino en ese país, José Octavio Bordón, buscó poner paños fríos a la cuestión y aseveró que se sigue trabajando conjuntamente para disminuir las dificultades. «No hemos planteado nada en especial, no estamos alarmados. No hemos recibido ninguna alerta por parte del gobierno de Chile. Nadie se pone contento porque ocurra esto pero me tengo que manejar con la información del gobierno chileno y nos nos han dado ninguna alerta especial», dijo el embajador en diálogo con El Intransigente. «Debe haber generado preocupación en el gobierno pero el hecho de que entre todas las reuniones van a haber no menos de 2 millones de personas, ha generado una organización de seguridad especial», agregó.
El funcionario además descartó cualquier tipo de visita oficial o reunión del Gobierno argentino con el Sumo Pontífice. «(El presidente Mauricio) Macri no está invitado, ningún funcionario de ningún país o del mundo está invitado, ya que es una visita de carácter espiritual del Papa para los católicos como jefe de la Iglesia. La única relación oficial es una entrevista con la presidenta (Michele) Bachelet el martes a la mañana, ella como Jefa de un país y él como jefe del estado Vaticano».
Bordón también se refirió a la gran incógnita que genera la negativa del Papa de venir, por el momento, a la Argentina. «Es una decisión papal, descarto las interpretaciones político partidarias que se hacen. Creo que están equivocadas porque el papa es un líder religioso. El papa ha recibido a ambos gobiernos en reiteradas oportunidades, descartaría cualquier interpretación partidaria» y profundizó: «cómo se siente tan cerca de Argentina y nos conoce tanto, prefiere dejar la visita para otro momento y estrechar lazos con otros lugares».
Finalmente, aseguró que conoce al Santo Padre «desde hace 50 años» y que está convencido de que es «profundamente argentino» aunque, aseguró, cuando asumió «dijo que ahora era obispo de Roma, para dejar en claro que no era mas el arzobispo de Buenos Aires, sino de la Iglesia universal».