En el allanamiento a la casa de Cristina Kirchner en El Calafate, la Policía Federal sustrajo numerosos objetos de valor. Por orden del juez Claudio Bonadio se secuestraron obras de arte, antigüedades y cuadros, aunque dos documentos históricos sobresalieron por sobre el resto.
Se trató de un prontuario del expresidente Hipólito Yrigoyen y una carta, de puño y letra, del General Don José de San Martín a Bernardo O’Higgins. El hallazgo impulsó una investigación -paralela- para determinar de qué manera estos objetos terminaron en la casa de la expresidenta y la pesquisa ya arrojó sus primeros resultados.
Según pudo saber TN.com.ar de fuentes judiciales, la carta de San Martín habría sido robado del archivo de Vicuña Mackenna, en el país vecino, durante una mudanza en 1981. La información también fue verificada con las autoridades del Archivo Nacional de Chile.
Si bien resulta complejo establecer el momento exacto en que se sustrajo el documento, un dato abonaría la teoría de que fue robado a principios de los 80. En el Archivo General de Chile se halló una transcripción de la carta -realizada entre 1950 y 1960- que reafirmaría que el escrito estuvo junto al resto de los manuscritos hasta, por lo menos, veinte años antes de que se le perdiera el rastro.
TN.com.ar muestra por primera vez esta transcripción:
El volumen «extraviado» es el número nueve y forma parte del archivo que la Biblioteca Nacional de Chile le compró a la viuda de Mackenna, doña Victoria Subercaseaux, mediante el decreto N 1271, el 26 de abril de 1887.
En este sentido, otra posibilidad, que corre con menos fuerza, es que la viuda de Mackenna haya perdido la carta antes de ser adquirida por la Biblioteca Nacional.
Sin embargo los especialistas entienden que el tipo de papel de la carta hallada en la casa de Cristina Kirchner, su desgaste y el tono de la tinta es idéntico al de los escritos del Archivo General de Chile, por lo que se cree que formaron parte del mismo volumen durante décadas.
Mercado negro
La carta de San Martín a O’Higgins fue hallada en un estuche de cuero, color marrón diseñado para albergar este manuscrito: tenía el mismo tamaño que las hojas, que se mantenían firmes entre dos acrílicos apretados. Esto hace suponer a la Justicia que el documento histórico pasó por el mercado negro durante años, hasta desembarcar en la casa de Cristina. ¿Cuál fue su recorrido? Se desconoce y es difícil de establecer.
El juez federal Claudio Bonadio procesó a la exmandataria por «ocultamiento, destrucción o exportación ilegal de documentos históricos» en el marco de la causa que se inició tras los allanamientos en su casa. Además le dictó un embargo de $100 mil. Actualmente los papeles se encuentran «en resguardo» dentro del Archivo General de la Nación.
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