El operativo para dar con el alumno de 21 años acusado de hackear la red de la universidad fue impresionante y llamó la atención desde que se conoció la noticia. Corte de luz en toda la manzana y el uso de drones con el único objetivo de acorralarlo, y que no escapara. Todo ese despliegue estaba justificado, según explicó en TN Carlos Rojas, el Comisionado Mayor a cargo de la investigación, por «el grado de peligrosidad que demostraba» el sospechoso.
«Se lo descubre por una tontería, el cambio de una nota propia», contó Rojas. Es decir, cayó por su propio ego. «Él perduró en el tiempo usando determinada tecnología», agregó.
Se detectó que varias veces el hacker había cambiado sus notas de exámenes y trabajos. Así como también, se obtuvieron los registros de conexiones donde figuraban las IP desde donde habían atacado los sistemas de la UADE y, a su vez, esos registros llevaron hasta la empresa de telefonía celular Claro, que también habría sido atacada por el acusado.
«Tomos todos vulnerables», aseveró el comisario y señaló: «la peor falla de seguridad tecnológica existe entre el respaldo y el teclado». Sí, cada uno de nosotros.
