La casa donde Xiomara Naomí Méndez Moralesvivía con su mamá, su padrastro y su tío en Parque Avellaneda fue allanada en el marco de una causa que investiga a una banda de narcos peruanos y bolivianos. En su interior, la policía encontró cocaína y marihuana.
El registro del domicilio donde vivía la adolescente que fue secuestrada el martes en Flores y encontraron asesinada un día después en Ituzaingó fue parte de una serie de allanamientos simultáneos en el partido bonaerense de La Matanza y en Capital Federal. De esta manera se puso en evidencia que el foco de la investigación apunta a unajuste de cuentas.
Durante el procedimiento puntual en la casa de Xiomara encontraron restos de cigarrillos de marihuana, 10 gramos de cocaína y dos paquetes de hojas de coca. En principio, por la cantidad incautada de droga, se cree que era para consumo personal.
Hace dos meses empezó la investigación que, a través de los trabajos de inteligencia y seguimientos encubiertos, permitió en las últimas horas identificar a los integrantes de la organización así como también sus domicilios y los lugares en donde guardaban y vendían las drogas.
Los padres de Xiomara son peruanos y tienen antecedentes por causas vinculadas al narcotráfico, al igual que la actual pareja de la mujer. Fuentes policiales señalaron que la banda «operaba en las localidades matanceras de Villa Celina y Villa Las Achiras, y en la Villa 20 de Capital», en Lugano.
El crimen de Xiomara
La adolescente de 15 años fue secuestrada este martes cuando salía del colegio en el barrio porteño de Flores. En la esquina la estaba esperando un hombre que ella conocía, un remisero, y por eso no dudó en subirse a su auto cuando le dijo que su mamá lo había mandado a buscarla.
Una hora después, la familia de Xiomara recibió el primer llamado extorsivo. Los captores exigían $30 mil y 30 kilos de cocaína para liberar a la chica. Solo cobraron el dinero pero no la liberaron y, cerca de las 5 de la madrugada del miércoles, la policía encontró su cuerpo tras una accidentad persecución que terminó en Ituzaingó.
Xiomara estaba en el asiento trasero del auto en el que se la habían llevado cautiva. La habían maniatado, tenía un cinturón alrededor del cuello y cinta de embalar en la boca. Murió por asfixia y no descartan todavía que haya sido víctima de un abuso sexual antes de su muerte. Los dos detenidos por el hecho se negaron a declarar.
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