Fuente: Ole
Este lunes es el Día Internacional del Hincha de River porque un 28 de septiembre de 1918 nacía Ángel Amadeo Labruna, acaso el ídolo fundacional de la historia del club. Más temprano que tarde el pueblo riverplatense podría tener dos días del hincha: perfectamente podría sumarse el 18 de enero, en homenaje al nacimiento de Marcelo Daniel Gallardo. Angelito y el Muñeco ya son las dos figuras que mejor representan al CARP a lo largo de estos 119 años, los tipos en los que la gente ve reflejada su propia idiosincrasia gallina, la ambición por ver un poco de buen fútbol, equipos ganadores, vueltas olímpicas, jugadores y entrenadores con carácter, gloria y también sufrimiento, porque lo hubo.
El hincha de River es único. Siempre lo fue. Pero lo es más desde hace un tiempo. Se sometió a una experiencia arrolladora, de altísima intensidad. Pasó de los años más oscuros a los más gloriosos en un abrir y cerrar de ojos: como si el guionista de todo esto los hubiera sometido a un experimento para ver cómo reaccionaban a los sentimientos más extremos posibles, a ver si les aguantaba el corazón. Del descenso a la gloria eterna, de Madryn a Madrid, pasó muy poquito tiempo. Las grandes victorias se disfrutan mucho más al conocer las derrotas más duras. El riverplatense lo sabe. Y experimentó una sensación que no conoce ningún otro hincha de fútbol o de cualquier deporte en este planeta: la de ganarle la final del torneo más importante de todos al rival de toda la vida, de esa manera, con un partido de visitante y otro en cancha neutral, en otro continente. La gente de River desbloqueó un nivel de felicidad absolutamente desconocido por el resto de la humanidad. Ganó lo que nadie ni siquiera se había animado a soñar. Y por eso en su día hay más motivos que antes para festejar aunque desde aquel 9 de diciembre a veces dé la sensación de que ya no hay nada más, como se le leyó al propio Gallardo en el campo de juego del Santiago Bernabéu.
A lo mejor lo que se vienen son réplicas de ese amor eterno. Lo que se verá este lunes es un buen ejemplo. Durante una pandemia, en un momento tan delicado, con tanto sufrimiento en el medio, siempre queda un lugar para el amor. Así lo entendió un grupo de gallinas, que a partir de una idea de la Subcomisión del Hincha armó en todo este tiempo un tributo a la rica historia del club con un telón que se hará viral. Todavía no estará en la cancha, pero sí en el imaginario, a la espera de que todo esto pase de una vez. Allí estará mañana, en la San Martín Alta: por eso, porque está hecho a medida, tiene ¡120 metros por 25! Allí se los ve al Beto Alonso, a Ramón Díaz, a Francescoli, a Labruna, el gran Amadeo Carrizo, el Burrito Ortega, Gallardo con la Copa eterna y Leonardo Ponzio, todo un símbolo de lo que fueron estos años. También aparecen representados los hinchas con los bombos, el escudo de ayer (el primero de la era profesional) y de hoy, y dos fechas, la de la fundación del 25/05/1901 y la del 09/12/2018, las más representativas de todas.
Es el primer telón que cranean los chicos de la ScH pero que contó con la colaboración de distintas agrupaciones de River, de bandereros. Lo pintó en su galpón Pepe Perreta, reconocido en el ambiente del fútbol por ser un especialista en el tópico de telones de cancha: le llevó un buen tiempo, en distintas etapas y se financió con aportes de 5.000 pesos de particulares y agrupaciones que tienen sus nombres en la parte inferior del telón. Desde junio que Perreta trabajó con esta bandera que pesa 1.200 kilos: se necesitan al menos 50 personas para trasladarla y por ahora esperará para mostrarse en una cancha. Los chicos de la Subcomisión del Hincha prefirieron no presentarla en el estadio de Independiente sino aguantar a que se reanude el fútbol en el Monumental en un contexto medianamente normal.
El Liberti lo espera, pero la bandera ya existe. Y ya existía: representa la historia de un club y de una hinchada que tendrá para siempre motivos para festejar.
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