Asimismo, el titular de la cartera de Estado «ampliará la cooperación en temas de seguridad y destacará el compromiso de Estados Unidos con la democracia, los derechos humanos y el aumento de oportunidades económicas».
En Buenos Aires, se reunirá con el presidente Mauricio Macri; el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Teodoro Ribera; y el ministro de Relaciones Exteriores de las Bahamas, Darren Henfield.
En esta capital, se unirá a líderes regionales en la Segunda Conferencia Ministerial contra el Terrorismo del Hemisferio Occidental para profundizar la cooperación en la lucha contra el terrorismo y la delincuencia transnacional.
Por otro lado, en Ecuador se encontrará con el mandatario Lenin Moreno; en México con el canciller Marcelo Ebrard; y en El Salvador lo hará con el nuevo presidente, Nayib Bukele.
Con Ebrard tratará temas de inmigración ilegal y el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), mientras que con Bukele abordará cómo reducir la migración ilegal de ese país a EEUU. El viaje del jefe de la diplomacia estadounidense se produce en un momento de especiales tensiones acerca del flujo migratorio procedente de Centroamérica.
El presidente de EEUU, Donald Trump, anunció el lunes que impedirá otorgar el asilo a los inmigrantes que no lo soliciten antes en un «tercer país seguro». La legislación nacional permite a los solicitantes de asilo hacerlo al llegar a la frontera sin tener en cuenta su ruta, pero cuenta con una excepción para aquellos que lo hacen a través un tercer país considerado «seguro».
En la actualidad, sin embargo, el Gobierno solo cuenta con un acuerdo específico al respecto en el que reconoce como «tercer país seguro» a Canadá.
Precisamente estaba previsto que el presidente guatemalteco, Jimmy Morales, se reuniese con Trump en la Casa Blanca el lunes, entre rumores acerca de la posibilidad de que firmase un acuerdo de este tipo con Guatemala. La cita fue finalmente «reprogramada».
Trump, quien llegó a la Casa Blanca en enero de 2017 con la promesa de una política de mano dura en materia migratoria, declaró la emergencia nacional por la «crisis humanitaria» que, a su juicio, se vive en la frontera con México y acusó a los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador) de no hacer lo suficiente para frenar el flujo migratorio.
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