El piloto boliviano que comandaba el avión que trasladaba al equipo del Chapecoense y se estrelló hace poco más de una semana, estaba procesado y tenía orden de arresto por haber dejado la Fuerza Aérea Boliviana.
Según informó el ministro de Defensa boliviano, Reymi Ferreira, «el capitán Miguel Quiroga, que fue piloto del avión que se accidentó, tenía un juicio con la FAB e incluso contaba con un mandamiento de apremio«.
Según Ferreira, Quiroga y otros cuatro militares que abandonaron la entidad están procesados por esa razón, pero evitaron ser detenidos presentando recursos legales de amparo constitucional.
«Ellos recibieron una formación profesional, en la que el Estado invierte (…) y de pronto a media carrera en lugar de cumplir con el acuerdo y volcar esos conocimientos y destrezas a favor de la FAB y el Estado, prefieren renunciar», explicó el Gobierno boliviano.
Según el ministro, los pilotos militares tiene el compromiso de que una vez que son formados no deben retirarse de la entidad hasta cumplir con años de servicio militar estipulados excepto alguna justificación que lo amerite.
