El papa Francisco admitió este martes que curas y obispos abusaron sexualmente de monjas, en el avión de regreso a Italia desde Emiratos Árabes Unidos.
«Hubo curas y también obispos que hicieron eso», afirmó el papa, que nunca antes había tratado este tema, al ser consultado por una periodista.
El suplemento femenino del diario vaticano «L’Osservatore Romano» dedicó su número de febrero al caso de los abusos sexuales y de poder a las religiosas y su directora, Lucetta Scaraffia, pidió a la Iglesia no ignorar esta situación de opresión hacia la mujer.
El pontífice además aseveró que este problema sigue vigente: «Yo creo que todavía se hace. No es que se acabe cuando te das cuenta. La cosa sigue adelante así», consideró.
Francisco lamentó que, en general, «el maltrato de las mujeres es un problema» y opinó que «la humanidad todavía no ha madurado» y aún se considera a la mujer como «de segunda clase» y de este modo, en algunos países se llega al «feminicidio».
«Hemos estado trabajando durante mucho tiempo sobre este asunto. Hemos suspendido a varios clérigos que han sido despedidos por esta causa», señaló Francisco, sin mencionar nombres ni países.
«¿Hay que hacer algo más? Sí ¿Tenemos la voluntad? Sí. Pero es un camino que viene de lejos», señaló, para después aludir a la labor de su predecesor, el papa emérito Benedicto XVI en este tema.
«El papa Benedicto tuvo la valentía de clausurar una congregación femenina que tenía cierto nivel, porque había entrado en esta esclavitud, incluso sexual, por parte de clérigos o por parte del fundador. A veces el fundador les quita la libertad a las monjas, puede llegar a esto», apuntó.
Francisco concluyó asegurando su deseo de seguir trabajando contra los abusos de las religiosas: «Yo quiero seguir adelante. Hay casos. Estamos trabajando».
Los «malos hábitos» en Argentina
En 2016, TN.com.ar publicó una investigación periodísticas que incluía relatos muy dolorosos de víctimas dentro del clero. Hubo unas 25 denuncias canónicas y 2 penales detrás del fundador y otros sacerdotes de una congregación que nació en Salta, se expandió por Chile, México y España; y fue intervenida por la Santa Sede. Los relatos de Yair, un novicio abusado por dos curas; y de Valeria, una exmonja, que se atrevió a hablar de todo fueron desgarradores.
En 1996, el padre Agustín Rosa fundó el Instituto Religioso Discípulos de Jesús de San Juan Bautista que depende del Arzobispado de Salta. Veinte años después, el cura fue expulsado y denunciado, lo mismo que Nicolás Parma, otro sacerdote de la misma comunidad, por abuso sexual.
En agosto de 2015, el Vaticano designó a un comisario canónico para analizar las 25 denuncias recibidas por canales eclesiásticos de miembros de la comunidad sobre las irregularidades dentro del Instituto. Los dos sacerdotes están detenidos.
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