En apenas nueve días, el radicalismo definirá su futuro y en buena medida qué pasa con Cambiemos. Las cuentas dentro de la UCR que se suceden en estas horas –repasando delegados distrito por distrito- dicen que la Convención Nacional finalmente ratificaría su permanencia en el frente con el macrismo. La misma expectativa está planteada en las oficinas políticas del Gobierno. Pero aun con ese pronóstico, se admite con más o menos ganas que el oficialismo en conjunto enfrenta el tramo más decisivo de su interna. Es decir, qué será de Cambiemos.
Las tensiones no parecen planteadas tanto en la forma, más allá de cruces públicos, con últimos capítulos escritos por Alfredo Cornejo, Marcos Peña y Elisa Carrió. Esas «discusiones» de impacto mediático serían, en rigor, menos densas que el debate puertas adentro. Eso es lo que vuelve delicado y sensible el tema, junto a algunas operaciones.
Anoche mismo, fuentes de la UCR negaban la posibilidad de que fuera suspendida la reunión de la Convención bonaerense, prevista para hoy, que es seguida de cerca además por María Eugenia Vidal. «Va salir bien», decían en La Plata. Ocurre que había circulado la versión sobre un planteo –cuidadoso, dicen- para postergarla hasta después de la Convención nacional, agendada para el lunes 27. El pedido habría partido desde la conducción nacional, para que no anticipe el debate, descontando que la posición mayoritaria del radicalismo provincial sería a favor de consolidar Cambiemos. Algo así como la interna de la interna.
Pero, ¿cuál sería el temario del debate ya abierto? Un resumen de lo que se escucha en medios del oficialismo podría incluir tres puntos centrales. El primero, la discusión de la candidatura presidencial, que podría arrastrar una pulseada más amplia sobre listas pendientes. El segundo, la reformulación de Cambiemos en términos orgánicos –de funcionamiento- y electorales, tratando de sumar socios. Y el tercero, el tipo de coalición de gobierno en caso de lograr otro turno en la Casa Rosada.
Esas cuestiones ocuparon –de manera más desordenada, según trascendió- las conversaciones mantenidas por dirigentes radicales el miércoles, en cena amplia, con el eco presente aunque no dominante de las declaraciones de Cornejo reabriendo la discusión sobre la candidatura presidencial y sobre la ampliación del frente electoral. El gobernador mendocino y titular de la UCR sostuvo allí que el Plan A es Macri, pero con el Plan V y las PASO latiendo. Todos temas que el radicalismo discute aún sin saldar.
Esa cita tuvo aire informal aunque un sentido bastante orgánico con la mirada puesta en la Convención. Además de Cornejo, estuvieron el gobernador Gerardo Morales, los jefes legislativos (Mario Negri y Luis Naidenoff), el vice bonaerense, Daniel Salvador, y negociadores con peso propio, como Ernesto Sanz y Coti Nosiglia, entre otros comensales. Todos ellos, lejos aunque con matices de los planteos de quiebre expresados por Ricardo Alfonsín y Federico Storani, que prefieren a Roberto Lavagna y esperan una convocatoria más decidida del ex ministro de Economía.
El planteo de las PASO surge por ahora sin definición cierta sobre posibles postulantes propios, aunque tal vez descomprima el frente doméstico del radicalismo. No se entiende allí el rechazo cerrado de Peña, en base a los riesgos que considera para un presidente en ejercicio. No se trataría de un problema de cartel –Martín Lousteau sube y baja cada tanto-, sino del modo y del objetivo. «Debería ser modelo 2015», dice un dirigente: primarias con acuerdo previo –aquella vez fue entre Macri, Sanz y Carrió- para tratar de potenciar el espacio y también contener ahora a descontentos. Una salida, para evitar además una pelea abierta por todas las listas nacionales y algunas, provinciales.
Más amplio y a la vez más pulido aparece el reclamo de darle formato definido y asegurado a una mesa política de la coalición. Hasta ahora, eso funcionó casi por espasmos y con relativa incidencia en el andar del Gobierno. El panorama cambió con la crisis, aunque con reclamos pendientes de los socios del macrismo. Los radicales, de manera más orgánica y Carrió, de modo más personal.
Eso empieza a ser proyectado a futuro, atado a un tema de fondo que esta vez Cornejo y antes otros han expuesto un poco fuera de tiempo. El asunto es la ampliación electoral de esta coalición. Suena abstracta en el corto plazo la invitación a referentes del peronismo federal y, menos dicho, a fuerzas provinciales. Cada uno a su manera, juegan otro partido y lo han rechazado. Después de las PASO y de la primera vuelta, el oficialismo podría intentar esa movida frente al balotaje, si se da la pelea tantas veces imaginada contra Cristina Fernández de Kirchner.
Más allá, y en el imaginario de la reelección, asoma una cuestión de fondo que tiene que ver con el concepto de gobernabilidad. Esto es admitido en oficinas del Gobierno, con matices, desde la Jefatura de Gabinete hasta el ministerio del Interior. Y señalado por dirigentes radicales, algunos de ellos de diálogo fluido con el círculo más próximo a Macri.
Un poco como consecuencia de la crisis y otro tanto porque nadie supone, en caso de ganar las elecciones, un futuro sencillo -en materia económica, social y política-, ha crecido la hipótesis de un criterio de gobierno que integre incluso con cargos a otras fuerzas, con perfil propio y sin que eso suponga correlato de acuerdos electorales. Sería, según se resume, una integración que garantice y a la vez exprese acuerdos de mayoría permanente en el Congreso.
Ese concepto de gobernabilidad resultaría diferente a los acuerdos parciales, proyecto por proyecto y en especial con los gobernadores, vistos en estos casi cuatro años. Un ejercicio que resultó costoso, también ineludible, y que llevó a privilegiar los compromisos con los jefes provinciales –la mayoría, del PJ- y a descuidar o desatender a los dirigentes locales de Cambiemos, radicales y también del PRO.
Eso, en esta etapa de adelantamiento masivo de elecciones provinciales, sigue generando facturas internas. Es parte del clima que anticipa los debates y pulseadas más de fondo en el oficialismo: la Convención radical es la entrega que viene.
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