A las cinco de la tarde de ayer, Sergio Massa llamó por teléfono a Mario Negri, jefe del interbloque de Juntos por el Cambio. El cordobés hacía una hora que había llegado a la Ciudad de Buenos Aires y se mostró tan dispuesto a conversar como su interlocutor. En esa comunicación el diputado radical avisó que no retirarían el amparo presentado en la Justicia y advirtió que tampoco firmarían la renovación retroactiva del reglamento de funcionamiento remoto. Aún así, los dos avanzaron sobre un borrador de acuerdo entre todos los jefes de los bloques políticos, al punto que luego consensuaron los distintos puntos en menos de una hora de reunión: renovación del protocolo remoto por 30 días hábiles, posibilidad de pedir sesiones especiales presenciales y comisiones con debate y dictamen remoto.
Si no lo firmaron de inmediato fue porque tanto Negri como Cristian Ritondo y Maximiliano Ferraro tenían que poner a consideración del bloque de la UCR, del PRO y de la Coalición Cívica cada punto del pacto del Congreso. Se retiraron de la Presidencia cerca de las 21 y regresaron pasadas las 23. Ferraro, junto a Juan Manuel López, fue el último en volver.
“Valió la pena el viaje de la semana pasada”, elogiaron la estrategia diputados radicales vía Zoom cerca de las nueve de la noche, cuando la reunión de Labor Parlamentaria pasó a un cuarto intermedio para que Juntos por el Cambio debatiera internamente las condiciones en que renovarían el protocolo de funcionamiento remoto. Negri se sintió revalidado como jefe del interbloque y contó como un triunfo los distintos punto del texto consensuado. Lo mismo sintieron Ritondo y Alvaro González, vicepresidente del cuerpo.
Mientras los jefes de la principal oposición escuchaban vía teleconferencia a cada diputado de su bloque, los oficialistas ponían el ojo en la situación de la policía bonaerense (especialmente preocupado estaba Máximo Kirchner, siempre pendiente de la gestión de Axel Kicillof), en las noticias sobre la vacuna contra el coronavirus, en la respuesta del presidente Alberto Fernández a Elisa Carrió (pidió “cordura y sensatez” a la ex diputada nacional que calificó como “soldado de Hitler” a la senadora Anabel Fernández Sagasti) y en otros problemas de gestión.
A pesar de las noticias que llegaban desde afuera, principalmente por el reclamo policial en Buenos Aires, el clima era distendido en la Cámara de Diputados, ostensiblemente distinto al que se percibió el martes pasado cuando tras ocho horas de reunión no hubo acuerdo entre oficialistas y opositores, que terminaron enfrentados en el recinto. Aquel día Juntos por el Cambio sentó a 94 diputados nacionales, que se negaron a conectarse vía VPN con sus computadoras, y el Frente de Todos, con las demás fuerzas aliadas (a excepción del lavagnismo y los 116 de Juntos por el Cambio), avanzó con la sesión y sancionó una ley con beneficios al turismo. Ayer apenas hubo media docena de periodistas en Pasos Perdidos y no hubo escándalo en la vereda ni problemas en los ingresos. Hasta en los rostros de los legisladores se notaba cansancio, pero a la vez distensión.
Tras la charla de Massa y Negri y algunos contactos entre Máximo Kirchner y Cristian Ritondo, a las 19.30 arrancó la reunión de Labor Parlamentaria, con algunos jefes de los distintos bloques presentes en el Salón de Honor y otros conectados a distancia. Aunque todos llegaron prudentes, también admitieron que nadie tenía margen para seguir empantanando el funcionamiento del Parlamento con tironeos políticos frente a una sociedad demandante de soluciones concretas.
Finalmente, todos estamparon su firma en el texto minuciosamente acordado, aunque no todo lo dicho quedó escrito. Las interpretaciones también quedaron a criterio de cada fuerza política. Los temas que se tratarían en sesiones presenciales no se nombraron. Juntos por el Cambio ya sabe que oportunamente hará el planteo para Reforma Judicial, Movilidad Jubilatoria y Presupuesto 2021. El Fondo de Garantía que implica el tratamiento de deudas provinciales y el Aporte Solidario Extraordinario ni siquiera se nombraron, tal vez porque a la premura del oficialismo se le suma el aval de gobernadores radicales. El primero es el más urgente de los dos.
El oficialismo además está convencido de que hubo “show” y pérdida de tiempo y asegura que el acta de ayer es casi idéntica a la que estuvieron a punto de firmar la semana pasada.
Para el Frente de Todos, la responsabilidad de lo ocurrido siete días atrás recae en la principal fuerza de oposición. Insisten en que el macrismo se retiró para analizar aquella propuesta y volvió con un rechazo total. Para Juntos por el Cambio, la culpa fue de Máximo Kirchner. En su bloque lo defienden: “Lo que él no quería es que se impongan los temas de agenda, la oposición no puede decir qué se trata y qué no y eso fue lo que les dijo». Entonces, como ahora, pidió libertad de acción para quienes no se sientan tranquilos viajando a Buenos Aires. De todos modos, ayer la voz cantante la llevó Massa, más cómodo con la negociación.
El trío Negri-Ritondo-Ferraro, por su parte, se considera ganador. Especialmente por lo que no está en el acuerdo, pero que se habló en la reunión de Labor y, por lo tanto, consta en la versión taquigráfica. El documento tiene el mismo valor que el acta firmada.
Explícitamente Sergio Massa anticipó la agenda parlamentaria. Reforma Judicial se tratará en comisiones al menos durante un mes y medio, a razón de dos reuniones por semana. La comisión de Asuntos Constitucionales será cabecera y los plenarios serán compartidos con Justicia y Presupuesto, les informó. La lista de invitados, como ocurrió en el Senado, la confeccionarán los presidentes de las tres comisiones y los vices, es decir oficialistas y opositores en conjunto. Por ende, el tema más conflictivo de todos no llegaría al recinto sino hasta dentro de dos meses. Antes, incluso, habrá que renovar nuevamente el protocolo de funcionamiento que sería mes a mes.
Movilidad Jubilatoria, otro tema que hace varios meses se trata en una comisión mixta integrada por diputados, senadores y funcionarios de Economía, Trabajo y Anses, tendrá dictamen recién a principio del mes de noviembre. Y el Presupuesto 2021 será enviado por el Gobierno el próximo 15 de septiembre con un tratamiento en comisión de no menos de dos meses.
Los opositores sintieron como un triunfo que las sesiones remotas se hayan prorrogado sólo por 30 días y no por 60 y que en las sesiones presenciales aquellos que se conecten en forma remota deban “fundamentar” su pedido. “Hoy tenemos certezas”, le respondió Negri a Infobae cuando se retiraba del Palacio hacia un programa de TV.
Finalmente, para Juntos por el Cambio quedó claro que “consenso” equivale a la totalidad de los bloques y están convencidos de que en las sesiones presenciales que pidan habrá no solo muchos diputados opositores, sino que los propios oficialistas querrán asistir. No les preocupa el lugar donde se realicen las sesiones presenciales. “Es problema del Presidente”, decían anoche al salir de la reunión en la que el propio Negri pidió facultar a Sergio Massa para que defina el escenario al que se mudaría el Congreso para las ‘especiales’
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Desde el peronismo se ofreció el Centro Cultural y Deportivo Presidente Perón, en González Catán, La Matanza. En ese polideportivo funciona un centro de aislamiento por COVID-19 y está totalmente equipado, incluso con WiFi. Otra opción, se comentó, podría ser una Universidad del Conurbano. La oposición mencionó el Centro Cultural Néstor Kirchner (lo llaman como siempre CCK); el Movistar Arena en Villa Crespo y hasta el Teatro Colón.
El rionegrino Luis Di Giacomo, de Juntos Somos Río Negro, viajó 1.200 kilómetros en auto y propuso sin éxito que las sesiones sigan siendo en el Congreso, pero que en el recinto se roten los diputados según el turno en la lista de oradores y antes y después se aíslen en sus respectivos despachos conectados en forma remota. A los diputados oficialistas la idea les gustó pero no a radicales, ‘lilitos’ y macristas, que la bocharon.
Aunque no se habló en la reunión de Labor (tal vez para que no constara en la versión taquigráfica), Di Giacomo fue uno de los que insistió en los pasillos con la validez de la última sesión y con la similitud del acta firmada ayer y el borrador de siete días atrás. Lo mismo decía Eduardo ‘Bali’ Bucca desde Bolívar, como impulsor de la idea que destrabó las conversaciones. Cada vez más cerca de Máximo Kirchner, el médico y ex intendente celebró con alivio el consenso alcanzado. En Juntos por el Cambio se desentendían. “Van por carriles distintos, habrá que ver qué dice el juez”, respondían sobre el amparo que presentaron el lunes y que recayó en el juzgado contencioso administrativo N° 1 que subroga Enrique Lavié Pico. El magistrado ya pidió información al Congreso sobre la sesión del 1º de septiembre.
En ese marco, cuando ya sólo quedaban unos pocos empleados de seguridad en la ‘casas’, Cristina Alvarez Rodríguez, secretaria del bloque, se acercó a Pasos Perdidos a hacer declaraciones y a explicar en nombre del Frente de Todos cómo finalmente se destrabó en un par de horas lo que no pudieron en el último mes.
El cuidado del lenguaje y la letra chica son la clave, subrayó. Lo que se renovó ayer fue el funcionamiento remoto del Congreso, con un cupo de 47 diputados en forma presencial y el resto conectados a la distancia. Excepcionalmente, a pedido del bloque que lo desee, se podrá pedir sesión especial con presencialidad. Pero, insistió la diputada, estarán exceptuados los que integren los grupos de riesgo y quienes fundamenten su deseo de no asistir. No se fijaron límites ni más condiciones que la explicación del diputado o diputada que podrá alegar problemas de movilidad o simplemente expresar temor al contagio. Por ahora, el bloque oficialista desalienta la participación presencial de sus integrantes. El punto 3 del acta final (no del primer borrador que circuló) señala que “Las diputadas y diputados que integren grupos de riesgo de acuerdo a lo establecido por las normas de aislamiento social, preventivo y obligatorio podrán solicitar su participación remota, como asimismo las diputadas y los diputados que por nota fundada así lo soliciten a la Presidencia de esta Honorable Cámara”.
En ese contexto hasta podría ocurrir un hecho insólito: que los que finalmente concurran sean solo los diputados de Juntos por el Cambio, como ocurrió hace una semana. En tal caso, si volvieran 90 legisladores al recinto, tal vez no haría falta la ‘mudanza’ del Congreso y alcanzaría con ubicar a la mitad de los presentes en las bancas y al resto en los palcos. Lo mismo que Massa ofreció y que no se aceptó la semana pasada.
Otro tema clave para el Frente de Todos es que aún en la presencialidad, para ser considerados presentes, los diputados deberán conectarse siempre vía VPN desde sus computadoras. Otra vez: deberían hacer lo que se negaron a hacer la semana pasada cuando Massa les pedía que se loguearan y ante la negativa los computó ausentes.
La última cuestión, igual de importante para el oficialismo, es que en todos los casos, aún en los temas más conflictivos como reforma judicial, las comisiones funcionarán en forma remota, los debates y las modificaciones de los proyectos serán por esa vía y también la votación y emisión de dictamen.
Fuente: Infobae
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