Hace dos semanas el pueblo de Quimilí recibía la peor noticia, habían encontrado el cuerpo descuartizado del pequeño Marito Salto de 11 años. El desconsuelo para la familia, para la provincia e incluso para el país que se mostró conmocionado por la brutalidad del caso.
Hace dos semanas que la policía provincial está instalada en la ciudad de Quimilí y la ciudadanía se ha mostrado muy molesta por el accionar de la fuerza policial, incluso con los oficiales quimilenses por el pésimo manejo de información sobre el aberrante hecho. Fuentes altamente calificadas confiaron a este medio que van casa por casa buscando testigos que puedan aportar pistas para dar con los asesinos del niño. El comentario popular es –siempre según lo informado por nuestra fuente– “si realmente tuvieran algo concreto no andarían casa por casa buscando testigos. Esto quiere decir que no tienen nada todavía”.
A pesar de la detención de los hermanos Ocaranza, señalados como los principales sospechosos, el pueblo de Quimilí se aferra a los testimonios de quienes estuvieron con los detenidos el momento que desapareció la víctima y cuando fue encontrado el cuerpo. Se pudo saber que hoy en la 6º marcha pidiendo justicia que realizarán los padres y amigos de Marito, se sumará la familia de los Ocaranza para pedir su liberación.
Última Hora pudo averiguar que el puedo Quimilense “maneja dos hipótesis: algunos dicen que el crimen es propio de narcos, y otros dicen que está relacionado directamente con la actividad en las protestas de la maestra Marta Salto”. Nuestra fuente contó que “la gente de Quimilí está totalmente avergonzada por el accionar de la policía de Quimilí, tienen actitudes infantiles. El pueblo está conmocionado por el miedo que intentan meterle a la gente, toda persona que ande con una capucha puede ser sospechoso del caso. Realmente es lamentable el trabajo que están haciendo”.
Tanto es así que el mismo padre de Marito a través de una radio local pidió a quienes hayan visto algo el día de la desaparición del pequeño se acerquen a él si tienen miedo de ir a la policía.
Lo cierto es que ya pasaron dos semanas del aberrante hecho y la justicia federal todavía no puede obtener una confesión, más allá de tener a dos personas detenidas.
